Por Alexandre Guimaraes – A diferencia de lo que podría pensarse en un primer vistazo, no creo que los resultados arrojados hasta ahora en Sudáfrica 2010 sean sorpresivos. Quizás la victoria de Suiza contra España, tratándose del campeón europeo y uno de los serios candidatos al título, pero no las demás.
En este marco, creo pertinente remarcar que el triunfo de Serbia ante Alemania no fue ninguna sorpresa. Por el contrario, es la consecuencia de un gran planteamiento táctico y el aprovechamiento de una situación particular dentro del juego, como fue la expulsión de Klose. Los serbios supieron sacar rédito de ese momento y se llevaron un triunfo justificado.
Esta selección alemana es especial, distinta a la que me tocó enfrentar como entrenador en el partido inaugural de la Copa Mundial pasada. Repite algunos jugadores, aquel equipo era más vertical… buscaba el arco rival desde el inicio de la jugada y con mucha intensidad. El que estamos viendo aquí, por el contrario, juega con mayores combinaciones y pases cortos. ¡Y lo hace muy bien! Sin embargo, ayer no pudo superar el golpe anímico de la expulsión.
El resultado final demuestra una vez más que no habrá rivales fáciles en este torneo. Nos tocó vivir algo similar en carne propia en Italia 1990: pocos sabían de la calidad que tenía Costa Rica y, así y todo, derrotamos a Escocia, Suecia y llegamos hasta octavos de final. En aquella oportunidad merecíamos estar ahí, teníamos calidad y habíamos realizado una buena clasificación. Lo mismo sucede con los equipos que están aquí en Sudáfrica, y Serbia es un buen ejemplo de ello. Quien no lo entienda de esa manera tendrá problemas para progresar.
