
Según las reglas FIFA del juego, la pelota reglamentaria no puede pesar menos de 14 onzas (el equivalente a 410 gramos) al comienzo del partido.
Tampoco debe pesar más de 16 onzas (450 gramos), y tiene que tener una circunferencia de entre 68 y 70 centímetros. Si el balón sufre algún desperfecto, el partido tiene que ser detenido. Se reanudará reemplazando una nueva bola en el lugar exacto en el que se detectó el defecto de la anterior.
