Pepe, por la vía rápida

Perdida en un centro del campo más transitado que el vestíbulo de una estación, a Italia le faltaron soluciones ofensivas en su debut en la Copa Mundial de la FIFA 2010 contra Paraguay. Sin embargo, todo cambió cuando Simone Pepe, el mejor de su selección en dicho partido, se lanzó en busca de la puerta sudamericana.

Y es que el mediocampista azzurro se estrenó en la prueba reina del fútbol mundial a la misma velocidad con la que se mueve su carrera desde su estreno con el AS Roma: a toda máquina. Aunque su sueño era seguir los pasos de su ídolo, Francesco Totti, el jugador, conocido como “Tottino (el pequeño Totti), no tuvo ocasión de pisar el césped del Estadio Olímpico, a diferencia de Daniele De Rossi. “¿Por qué el Roma decidió prescindir de mis servicios? Quizá porque el Pepe de entonces no había madurado tanto como De Rossi”, explica actualmente. Primero se marchó cedido al Lecco, con el que jugó cuatro partidos, y posteriormente al Teramo, en 2002. “No quería irme a la Serie C, pero al final fue una de las experiencias más importantes de mi vida y aquellas cesiones me vinieron muy bien”.

Pero el tren de cercanías era demasiado lento para Pepe, así que el jugador fichó por el Palermo, entonces en la Serie B. Su velocidad, su regate y su precisión en el centro crearon sensación, aunque todavía era muy débil físicamente y su rendimiento un tanto irregular. Así las cosas, su etapa en Sicilia se interrumpió con una cesión al Piacenza en la temporada 2004/05, una escala que lo lanzó finalmente por la vía del éxito. Tras anotar trece goles en 32 partidos, Pepe volvió al Palermo, que había conseguido el ascenso a la Serie A.

Por el buen camino
Sin embargo, su trayecto con la camiseta rosa palermitana fue corto y, a mediados de temporada, fichó por el Udinese. En Udine se encontró que todos los puestos de ataque estaban bien cubiertos y el impaciente Simone Pepe, que no quería calentar banquillo, decidió marcharse cedido al Cagliari durante la temporada 2006/07 y recuperar su mejor juego.

Lippi consigue transmitirnos su mensaje con palabras que nos llegan a lo más hondo del corazón. La fuerza de Italia es tener un seleccionador como él.
Pepe sobre el seleccionador italiano.

Con el mismo talento, pero con mayor experiencia, Pepe regresó al Udinese en 2007 para continuar su camino hacia la gloria. “Cuando volví del Cagliari, yo era la séptima opción para los puestos de ataque, pero acabé haciéndome con una plaza de titular”, nos recuerda para demostrar que el éxito le debe tanto al talento como a la voluntad. Tras ir sumando temporadas, goles y pases, se convirtió en uno de los mejores jugadores del calcio, y añadió físico a su juego veloz y técnico. Y es que el extremo italiano recorre los mismos kilómetros en una dirección para llevar el peligro al área rival que en la otra para echar una mano en defensa.

Sus cualidades no pasaron inadvertidas a Marcello Lippi, el ferroviario italiano de más rango y maquinista de la selección azzurra tras la Eurocopa 2008. Tras haber vestido la camiseta de Italia en todas las categorías inferiores, Lippi apostó por la polivalencia de este delantero reconvertido en extremo que, poco a poco, se fue abriendo un hueco en el cada vez más moderno tren italiano. Pepe agradece la oportunidad y no pide más: “Lippi consigue transmitirnos su mensaje con palabras que nos llegan a lo más hondo del corazón. La fuerza de Italia es tener un seleccionador como él”.

Tren sin frenos
El paso a nivel, en este caso de lo más alto, se cruzó bien con una participación en la Copa FIFA Confederaciones y tres partidos de clasificación para Sudáfrica 2010, y todo ello aderezado con una gran temporada en el Udinese y el debut en Europa. Su equipo se mantuvo por poco en la Serie A, y Pepe vivió un fin de temporada de ensueño: en pocas semanas, fue convocado para la Copa Mundial de la FIFA y se confirmó su fichaje por uno de los grandes de Italia. “En cosa de un mes, he cumplido dos sueños: disputar una Copa Mundial y fichar por el Juventus, el equipo más prestigioso de Italia”.

Tras su buen estreno ante Paraguay, podría cumplir un tercer sueño si, como ya es habitual, la Squadra Azzurra sigue avanzando en esta fase final. Próxima parada: Nueva Zelanda, el domingo en Nelspruit. “En una Copa Mundial, todos los partidos son complicados. Quienes piensen que esto va a ser un paseo, se equivocan”, explica. Y es que, con Pepe, más que ir de paseo, parece que vamos en un tren sin frenos con una fecha de llegada muy señalada: el 11 de julio.

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