La maldición de Nikopolidis

La maldición de Nikopolidis

Tres años, cuatro meses y dieciséis días tarde. Ese fue el único error de “Kostas” Chalkias. Su único pecado: haber nacido con esa diferencia respecto a Antonis Nikopolidis. Como si de una maldición se tratara, el legendario meta internacional griego le haría sombra a Chalkias durante toda su carrera.

La historia comenzó hace tiempo, a finales del siglo XX. Aquel portero espigado llamado Chalkias, que había destacado en las categorías inferiores del Panathinaikos y había sido cedido al Apollon de Atenas para que continuara su crecimiento profesional, volvía a su casa, al ‘Pana’, buscando hacerse un hueco.

Aunque en el conjunto verde la situación no era para nada halagüeña. La portería era propiedad del legendario arquero polaco Josef Wandzik, con un tal Nikopolidis en trayectoria ascendente.

En tres temporadas, Chalkias saltó al campo en poco más de una veintena de ocasiones y se resolvió su traspaso al Iraklis, pero sus buenas actuaciones le procuraron un pronto retorno al club de la capital, concluida la temporada 2002/2003.

Nuevas metas en el extranjero
Allí aguardaba de nuevo el meta titular de la selección griega y, por ende, la suplencia. Pero cuando, un año después, los idus le eran favorables a Chalkias, y Nikipolidis había abandonado su puesto para unirse al conjunto rival, Olympiacos, “Kostas” optó por emigrar al extranjero.

En este tiempo había crecido otro genio en la cantera del Panathinaikos, Alexandros Tzorvas, que, debido a la competencia en la portería en el primer equipo, navegaba de cesión en cesión por toda la geografía griega pero que, a la postre, se convertiría en el dueño de la puerta del club que le vio crecer.

La aventura extranjera de Chalkias, no obstante, duraría dos temporadas, una en Inglaterra y otra en España, ambas poco satisfactorias. El Aris de Salónica le procuró en 2006 el salvoconducto para regresar a Grecia… donde se cruzaría brevemente con el actual dueño del arco de ese equipo y tercer portero de la selección nacional: Michalis Sifakis.

Sifakis, el más joven de los sucesores al trono, ya se había encontrado con la suplencia por cortesía de Nikopolidis en su efímero paso por Olympiacos. Ahora, con los tres porteros aferrados a sus puestos en sus respectivos clubes y con Nikopolidis retirado del ‘Barco Pirata’, en donde había sido indiscutible hasta 2008, resta sólo saber quién achicará el agua de la nave griega en las costas del Cabo de Buena Esperanza.

“En todos estos años con la selección, ha habido buenos y malos momentos. Pero lo más importante es que éramos como una familia. Los nuevos tienen que querer al equipo tanto como los veteranos. Y los veteranos que aún jueguen tienen que encargarse de que esto nunca cambie”, dejó dicho el portero campeón de la Eurocopa de 2004 a su retiro.

La incógnita de Rehhagel
Tzorvas y Chalkias, quienes más han sufrido el tardío retiro de Nikopolidis, tendrán que hacerse cargo de tal legado y tienen de hecho buenas opciones de hacerse con la titularidad del arco griego, aunque nadie sabe a ciencia cierta, quizá sólo el seleccionador, Otto Rehhagel, quién será el elegido.

Más complicado lo tiene Sifakis, sorprendente titular en el último amistoso de la selección helena. En el partido ante la RDP de Corea, el joven portero, a quien Rehhagel había querido dar una oportunidad alineándolo de inicio, sufrió una lesión que puede que le deje fuera de la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010. El sustituto en aquella ocasión fue Tzorvas, el más predominante de los tres arqueros en los últimos encuentros de los griegos, a pesar que la mayoría de los choques clasificatorios mundialistas corrieron a cargo de Chalkias.

Lo que pocos saben es que también Nikopolidis sufrió la suplencia de otro mito. Josef Wandzik lo mantuvo sentado en el banquillo entre 1990 y 1997, momento en el que empezó a disfrutar de minutos en el Panathinaikos… ¡con 26 años! Quizá sea el precio a pagar por convertirse en leyenda. Siendo tan alto el botín, puede que hasta merezca la pena.

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