“No tengo secretos acerca de los jugadores ingleses”, aseguró recientemente a FIFA.com Tim Howard, el dorsal número 1 de Estados Unidos. El portero, nacido en Nueva York, pasó por el Manchester United antes de fichar por su actual club, el Everton. Y al igual que él, sus dos suplentes en la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010 cumplen contrato en la Premier League inglesa. Tras ocho temporadas en la que muchos consideran la mejor liga del mundo, Howard conoce a la perfección a los miembros del combinado inglés (los 23 seleccionados juegan en el campeonato nacional) en vísperas del esperadísimo primer encuentro del Grupo C que enfrentará a Estados Unidos y a Inglaterra el 12 de junio en Rustenburgo.
Howard, de 31 años de edad, dijo hace poco que, en su opinión, el mejor delantero del mundo es Wayne Rooney, su ex compañero en el Manchester United y su más que probable tormento en el duelo del sábado. El ágil guardameta, que ya era toda una figura cuando militaba en la MLS norteamericana, será con toda certeza la primera opción de Bob Bradley bajo los palos. Pero además es el continuador de una larga tradición de excelentes arqueros estadounidenses, muchos de los cuales también han pasado por Inglaterra.
Kasey Keller, el cancerbero de las Barras y Estrellas en Francia 1998 y en Alemania 2006, ejercía en la Bundesliga durante la última edición de la cita mundial, en concreto en las filas del Borussia Monchengladbach, pero pasó más de una década en el fútbol inglés en entidades como el Millwall, el Leicester City, el Tottenham y el Fulham.
Brad Friedel, que en 2006 custodiaba la portería del Blackburn Rovers (anteriormente la del Liverpool y en la actualidad la del Aston Villa), sustituyó a Keller en uno de los partidos de la campaña de Francia, en la que los suyos tuvieron que conformarse con la última plaza del grupo. Friedel también fue titular en Corea/Japón 2002, la edición en la que Estados Unidos dio la campanada ante México y se plantó en cuartos de final.
Para encontrar al último arquero de la selección estadounidense sin conexiones con Inglaterra, hay que remontarse hasta la Copa Mundial organizada en su país. En Estados Unidos 1994, el guardameta del combinado anfitrión fue Tony Meola, que en aquella época desempeñaba su oficio en el Blizzard de Búfalo, un equipo de fútbol sala, y al que todo el mundo recuerda por sus llamativas camisetas y por su singular corte de pelo. Desde entonces, todos los porteros que han defendido el arco norteamericano en la escena mundial han estado afincados en Inglaterra.
Pero, como ya hemos dicho antes, Howard no es el único custodio del actual combinado de su país que desempeña su oficio en la máxima categoría inglesa. El imponente Brad Guzan es el suplente de su compatriota Friedel en Villa Park. Y el tercero de la lista, Marcus Hahnemann, pasó más de diez temporadas con el Reading y el Fulham antes de hacerse cargo de la meta del Wolverhampton Wanderers el año pasado.
Se podría pensar que hay gato encerrado en la cantidad de cancerberos norteamericanos que juegan en la Premier League, máxime si tenemos en cuenta lo complicado que resulta realizar el mismo trayecto para los ocupantes de otras demarcaciones: sólo tres jugadores de campo de la selección estadounidense juegan en la división de honor inglesa. Pero Guzan, titular en el Torneo Olímpico de Fútbol Masculino Pekín 2008, no cree que haya ningún misterio. “No estoy seguro de que haya ningún secreto ni nada por el estilo”, declaró a FIFA.com el ex del Chivas USA con una sonrisa dibujada en la cara tras la victoria de su equipo por 3-1 en el amistoso contra Australia el pasado fin de semana. “Simplemente sucedió que los entrenadores y los clubes europeos vieron algo especial en los arqueros americanos. Ojalá supiera cuál es el secreto, pero son cosas que pasan sin más”.
Quizás lo que ha contribuido a formar grandes guardametas en Estados Unidos sea que los jóvenes de aquel país crecen practicando deportes que se juegan con las manos, como el baloncesto, el béisbol o el fútbol americano. Por lo menos así lo manifestó el propio Meola en una ocasión. Guzan, que es muy agudo, respeta la opinión del legendario pionero, pero no la comparte. De hecho, rechaza de plano cualquier tipo de teoría excesivamente simplificadora: “En Inglaterra tienen el críquet, que es muy parecido a nuestro béisbol, y también el rugby. Así que no es algo científico. No hay una fórmula evidente”.
Howard conoce bien a sus rivales del próximo día 12 en Rustenburgo, el mismo estadio en el que el año pasado las Barras y Estrellas derrotaron a Egipto de camino a la final de la Copa FIFA Confederaciones. Pero esa familiaridad no le sirve precisamente de consuelo. “La línea de ataque inglesa es temible”, afirmó en alusión a figuras como Rooney, Peter Crouch, o a las amenazas provenientes del mediocampo con nombres como Frank Lampard y Steven Gerrard. El encuentro del sábado será una reedición de aquel famoso partido de la Copa Mundial de la FIFA 1950, en el que los estadounidenses dieron la gran campanada al imponerse por 1-0 en Belo Horizante. “Son muy fuertes y agresivos. No vamos a tener descanso”, avisó Howard.
