A Estados Unidos se le conoce como la tierra de las oportunidades. A lo largo de su historia, millones y millones de personas de todas partes del mundo han llegado al país de las barras y las estrellas en busca de un futuro mejor. En la historia reciente, muchos de ellos han sido mexicanos, que han cruzado la frontera y se han establecido al norte del Río Bravo.
Por ello, en principio no sorprendería encontrar nombres como los de Francisco Torres y Hérculez Gómez en la nómina de Bob Bradley. Lo realmente impactante es analizar las trayectorias de estos dos ‘gringos’, que para conseguir sus boletos a Sudáfrica 2010 tuvieron que recorrer el camino a la inversa y destacar en la liga mexicana.
Torres: el corazón partido
José Francisco Torres es la imagen perfecta del “sueño americano”, hijo de padre mexicano y madre estadounidense, fue detectado por el Pachuca, de la liga azteca cuando era un adolescente. Tras viajar al otro lado de la frontera, su calidad y buen juego, rápidamente conquistó a su nuevo club. “Tenía muchas ilusiones, mucha pasión por jugar al fútbol, y su gran sueño era ser seleccionado algún día… seleccionado mexicano”, afirma el presidente del club azteca, Jesús Martínez. Ahí empezó el corazón partido de Francisco, que respiraba los colores verde, blanco y rojo tanto como las barras y las estrellas.
Tras debutar con el primer equipo del Pachuca e impresionar por su descaro, empezaron a llegar las propuestas y las dudas. Pero el entonces técnico mexicano Hugo Sánchez decidió no incluirlo en la preselección para Beijing 2008, lo que le puso el camino más claro. “Era una decisión muy difícil, pero cuando la tomé lo hice con mucho corazón”, confiesa el jugador. “Fueron unos días muy difíciles. Era muy estresante. La verdad siempre pensaba ‘qué voy a hacer’, pero finalmente me decidí”.
Torres viajó a China con el equipo sub-23 de Estados Unidos y empezó la aventura que lo ha llevado a Sudáfrica como uno de los jugadores más técnicos del equipo. Bob Bradley tiene muchas esperanzas para él. “Es un jugador con talento. Tiene una buena habilidad para conectar pases. Es inteligente y esa es la razón por la que se ha podido asimilar tan bien en nuestro equipo”, afirma el entrenador.
Así, tras tantas dudas y desgaste emocional, Torres ahora está feliz de representar al país que lo vio nacer. Y tiene claros sus sueños para el futuro que se avecina. “Quiero jugar contra Argentina, y enfrentar a Lionel Messi. Y después ir a un equipo grande como el Real Madrid”, confiesa con alegría.
La inesperada fuerza de Hérculez
El otro componente del dueto mexicoamericano tiene una historia quizá menos romántica, pero igualmente alentadora. Como su compañero, Hérculez Gómez nació en territorio estadounidense de una familia mexicana. Pero lo hizo a miles de kilómetros de distancia, en Los Angeles, California. Desde muy pequeño sus padres decidieron instalarse en Las Vegas, Nevada, donde comenzó a patear el balón.
Y, como Torres, fue un equipo mexicano el que lo detectó. El delantero firmó su primer contrato profesional con Cruz Azul, a los 19 años. Sin embargo, su experiencia al sur del Rio Bravo no fue demasiado buena. Sin espacio en el club celeste, vegetó en la segunda y tercera división azteca, por dos años, sin recibir la oportunidad en la élite.
Así, decidió volver a California, donde tardó otros tres años en llegar a la MLS, con el Los Angeles Galaxy, donde finalmente se pudo establecer, a pesar de que las lesiones parecían llegar siempre que estaba a punto de dar el gran salto. Finalmente, en 2007 recibió su primera oportunidad en una joven selección de Estados Unidos, que Bob Bradley decidió llevar a la Copa América 2007.
Tras volver del torneo, regresó la mala suerte. Utilizado en la extraña posición de mediocampista derecho, Gomez no destacó en Colorado y Kansas City, y decidió volver a México, a hacer una prueba con el modesto Puebla. Y, de pronto, su destino dio un giro. A pesar de casi nunca salir como titular, los goles empezaron finalmente a caer. Al final, terminó como campeón goleador de la liga azteca, con 10 tantos y otros dos más con la selección de las barras y las estrellas le dieron el inesperado boleto a Sudáfrica.
Y una vez en el torneo, Gómez quiere seguir con su súbito éxito. Tras marcar ante Australia, declaró. “Es incredible anotar estos goles. Me emocioné muchísimo cuando llegó la llamada a la selección. Pero estoy aquí por una razón. El técnico Bradley ha mostrado mucha confianza en mí y yo voy a hacer todo lo possible para ayudar al equipo en Sudáfrica”, finalizó, con la confianza que da el éxito.
